jueves, 9 de febrero de 2017

Kahoot


     Al comenzar la clase hemos hecho una pequeña reflexión sobre el tema tratado en las cuestiones del día anterior y hemos profundizado en si es posible que los alumnos, tras años de enseñanza habiendo recibido instrucción en ciencias, piensen de manera parecida y en ocasiones erróneas, del mismo modo que personas que no han recibido esta instrucción. Por desgracia así es, en la actualidad existen muchísimas dudas referentes a la ciencia, tanto si has estudiado la materia como si no. Es más probable que se aprenda algo, aunque sea de manera errónea, del circulo que nos rodea, que de nuestros profesores. 

  En muchas ocasiones hasta los mismos profesores se equivocan o nos explican de manera poco atractiva la materia, esto suscita que nuestro aprendizaje sea erróneo e inútil. 

  En un primer momento, cuando somos pequeños pensamos que nuestros padres son los más sabios de todos, que todo lo que nos cuentan es real y correcto. Al llegar a la escuela, esta posición mayormente la suplen los profesores, grandes mentes que han estudiado durante años, y al final del camino, cuando llegas a la adolescencia terminas creyendo más cualquier persona o a Internet, antes que a un maestro, que no te interesa nada de lo que dice.

  Algo en la enseñanza está mal, algo debe cambiar en nuestro sistema, para que tantas horas de trabajo en las aulas no den el fruto que todos deseamos.

   Según la pirámide de Edgar Dale, famoso pedagogo estadounidense, solo un 5% de aquellas cosas que escuchamos se quedan guardadas en nuestro cerebro, un 20% de lo que vemos y un 75% de aquello que hacemos o explicamos nosotros mismos.


   Llegados a este punto, es más que obvio que lo que un maestro debe hacer es intentar que cada uno de sus alumnos forme parte de su propio aprendizaje. Debemos dejarles experimentar, expresarse, ayudar a sus propios compañeros, permitirles abrirse a las dudas que puedan tener, étc. 

Debemos favorecer la comprensión de la enseñanza, atrapar al alumno y hacerle sentir la pasión por aquello que hace o estudia. No solo en las ciencias, sino en cada asignatura, en cada aprendizaje.




     Tras esta reflexión tan importante para unos futuros maestros, hemos jugado a un pequeño juego de preguntas llamado Kahoot. 

  Consiste en un test de diez preguntas con cuatro opciones de respuesta diferentes, en él hemos participado todos los alumnos de clase y nos hemos divertido mucho. Sobretodo yo porque: ¡He ganado!

   Me ha sorprendido porque nunca gano en nada pero, se ve que sé más cosas de las que yo me pensaba. Me ha servido para motivarme un poquito más. De vez en cuando una alegría tampoco viene mal.




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